Con la cabeza ya fría
después del chaparrón en El Mayayo, Hugo
Álvarez dejó escrito lo que todos los periodistas y aficionados pensamos:
“Nosotros solo lo hemos tirado por tierra, no somos merecedores de ser
campeones”. Sin comentarios. Si un componente del vestuario dice lo que ha
dicho Álvarez no hay discusión ni tres pies al gato sacarle. Pues ya está.
Cuando a estas alturas de
temporada, jugándose el equipo el situarse líder del grupo IV y conseguir el
ascenso, no es de recibo el estado físico y mental en el que se encuentra la
plantilla. Estamos de acuerdo que ellos son los primeros que quieren ascender
pero no lo están demostrando al tirar a la basura ocho puntos de los doce que
podíamos haber sumado en estas últimas cuatro jornadas.
Las opciones de liderato
aún existen pero contra el Cacereño será la última oportunidad para
conseguirlo. Iniciamos la liga con el cartelito de medio favoritos de grupo, de
equipo que iba a superar cada encuentro con sobresaliente y con un vestuario
recién formado que traspasaba esperanza y aliento en cada uno de los rincones
de la ciudad. La ilusión se ha mantenido hasta el último suspiro pero lo que no
es de recibo es que llevando una ventaja de dos goles se acabe empatando y
contra diez.
Llega una semana decisiva
para afrontar la jornada 38 en la que la liga regular llega a su fin. El
cómputo global del Cartagena es que ha hecho una buena temporada, pero no está
ofreciendo su mejor fútbol. Aún así, hay que luchar hasta el final porque todo
puede cambiar.
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