Un buen roscón de Reyes siempre lleva
la famosa haba que, como dice la tradición, a quién le sale significa que tiene
que pagar el dulce rosco. En este caso, ha sido al Cacereño a quien le ha
salido la tan significante semilla y ha tenido que pagar. Ha pagado con los 3
puntos que se han venido para Cartagena de la mano de Pacheta siendo su primera
victoria (1 - 2) desde que se sentara en el banquillo blanquinegro.
Tres puntos que saben a gloria. Y
nunca mejor dicho. El equipo ha tenido unas vacaciones un poco convulsas por
los fichajes frustrados, posibles salidas, Akinsola, llegada de Arcas. Por otro
lado, como ingrediente extra, el conjunto que preside Paco Gómez volvía a los
entrenamientos a puerta cerrada avisando en el último momento, se iba otro día a
San Pedro del Pinatar y así privaba a cientos de aficionados y niños de disfrutar
de sus ídolos poniendo a hervir la sangre de muchos. Por unas cosas y otras, el
Efesé ha tenido una semanita un tanto agitada.
Como dice el tan sabio refranero
popular, a río revuelto ganancia de pescadores. Y de eso, la ciudad portuaria
sabe un poquito. En un día tan señalado como el de Reyes, el Cartagena le ha
sabido regalar a sus aficionados y a toda la localidad un partido frenético,
nervioso, tenso, frío, soso. Le ha arrebatado a un Cacereño luchador, perseverante
y con ganas unos tres puntos que significan volver a los puestos de play-off y
no seguir descendiendo en la tabla. Fue un partido de esos en lo que todo lo
negativo se transformó en victoria. Una victoria más que merecida desde el
primer minuto. Aunque en mi mente y en la de muchos efesistas estuviera estos
días la misma palabra de siempre: derrota.
Con una primera parte muy aburrida,
sólo predominó la parada del gran Víctor Ibañez ante Checa. El gol de Florian,
ya en la segunda parte, a pase de Rico fue el primer éxtasis del encuentro.
Minutos después, el mismo Óscar Rico tuvo otra oportunidad que paró Fuentes.
Hubiera sido el gol de la serenidad, de la calma y de la confianza. Pero el
equipo estaba predestinado a sufrir. Y vaya que sufrió.
Una mano de Marcos Rodríguez en el
chut de Esteve acabó en penalti, expulsión por doble amarilla del gallego y
gol. El Cacereño empataba y con ello se llevaba parte del partido. Se avecinaba
que iba a ser una tarde-noche de Reyes negra, como el carbón que se traería el
Cartagena de Extremadura.
Con un hombre menos, el equipo supo
venirse arriba. El capitán remató al larguero pero Hugo Álvarez supo
beneficiarse del rechace para poner el 1 - 2 definitivo en el marcador del
Estadio Príncipe Felipe. Cuando todo se presentía tranquilo y resuelto, Saad
remataba a muerte y ponía a Víctor contra las cuerdas, pero el guardameta
blanquinegro volvió a destellar como la gran estrella que siempre acompaña a
los Magos de Oriente.
Un años más, el carbón ha pasado de
largo por Cartagena y fue una victoria de Reyes en la que Víctor fue la
estrella.
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